martes, 15 de febrero de 2011

Nana para tí

Oigo una canción de Kevin johansen que suena lenta y apaisadamente, como una nana con capacidad de calmar y alimentar espiritualmente a cualquiera: "El círculo".

... y pienso en las nanas infantiles para cantarte a tí.

Me doy cuenta que, salvo las de mi infancia, no tengo ninguna que ofrecerte.

Y las que poseo, son mías a fragmentos. De ellas poseo los trocitos que más me gustaban a mí, estando pequeña. Así que no me servirán de mucho para cantártelas.

Se me ocurre que pudiéramos completarlas entre las dos. También, me doy cuenta, tu mamá podría cantártelas completas porque, siendo mi hermana, mis canciones son también sus canciones de la infancia.

Y, así las cossa, no podríamos completarlas usando nuestra imaginación: ya te sabrías el final.

Me quedo pensando, entonces, en la vergüenza de mi ignorancia.

Pienso en lo importante que son los cuentos y las canciones que uno recorta, pega, pliega, deconstruye y atesora en su infancia. Tan importantes son que, aunque no las leas más nunca, pueden quedarse por años en tun cabeza. Años y décadas hasta que el mensaje que te dejen te sirva para algo.

Y pienso y pienso en tantas cosas que, creo, te regalaré sólo aquellas canciones que me sepa (aunque sólo sean las del Johansen, Serrat, la Echeverri y Lila Downs) y, en caso de duda (o sólo por gusto), inventaremos las que nos dé la gana, usando nuestras imaginaciones y los fragmentos de canciones que tu tía se sepa.

Escrito el 15 de febrero de 2011.

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