martes, 25 de enero de 2011

La librería

Vengo llegando de la librería.
Siempre me gustaron. Siempre me gustó lo de poder escoger, al azar, un mundo que creo conocer y creo ser afin a mí por lo que en la portada dicen de él... para luego darme cuenta que me enseñan más lo que creía más aburridos o menos "posibles"para mí.

Entré a la librería par asaludar a mis libreros. Y decidí ir a la sección infantil, a buscar libros para tí.

Me dí cuenta que es una empresa egoista: ¿yo escojo un libro que supongo que te gustará o lo escojo para que me guste leértelo una y otra vez?


No lo sé.

¿Escojo un libro de cuentos para que puedas escoger o uno de un cuento para que aprendas a admirar el arte del que lo ilustró?
Tus padres son ilustradores y nunca han hecho algo así como se ve en los libros d ecuentos. Y tu tía, esta tía tuya, la de las muchas lenguas y aficiones, sí ha hecho cosas parecidas en su blog y sus cajitas.
Entonces me pregunto: ¿criticarás a tus padres por culpa del sentido artístico que destilen los libros de cuento que para tí escoja yo, pensando en que juntos los disfrutaremos? O ¿estaré, inconscientemente, sembrando un desafío en tu cabecita y te estaré haciendo pensar en tu futura profesión?

Eso sería una enorme responsabilidad, en cualquiera de los dos escenarios, par amí. Una que me encantaría apoyar y aupar... pero que sé que te podría hacer reir tanto como llorar. Sólo que siempre abogaré por tu autenticidad, para que seas más feliz.

Ví tantos libros y cuento, que se me revolvieron mmis muchísimos saberes y mis pequeños conocimientos... y me dí cuenta que el mundo es tan vastoq ue sigo descubriéndolo e imaginándolo y no puedo ni imaginar qué será para tí, con tantos saberes nuevos dando vueltas por ahí.

Así, me dí cuenta que tengo una tarea descomunalmente grande frente a mí. Y lo que me parecía una posición cómoda (ser tía no implica grandes responsabilidades de crianza per se), de repente me ha hecho ver que soy más un instrumento de navegación que uno de los destinos de tu ruta por la vida.

Quiero serte útil y duradera.
Quiero ayudarte y, que de tenerme cerca, ya ni te des cuenta de mi presencia.
Y no me importaría si luego me cambias por otro instrumento de navegación más moderno porque sabré que tú sabes que, en caso de desperfecto, la vieja tecnología, aquneu engorrosa, puede ayudarte a salir del trance.

Me fui sin comprar un libro par atí.
En cambio, compré 3 para mí.
Me falta mucho conocimeinto para ser mejor para tí y adaptarme a tus diferentes etapas de crecimiento.

¿Tus libros? Al principio los escogeré yo y los viviremos juntos. Luego los escogerás tú y los viviré yo mientras te hacen soñar a tí.

sábado, 15 de enero de 2011

Del por qué de tu blog

Todavía no sé por qué la gente tiene bebés.
No lo sé. Lo he preguntado a varios. A la gente con la que trato. A los qu econozco. Con o sin hijos.
Y aún no sé por qué la gente tiene bebés.

No, no es que desconozca las razones, o las hag aa un lado porque no me satisfacen, o que la gente no tenga razones. Es que no entiendo las razones que me dan o las vagas pistas que me llevan a la razón que no enuncian todavía sino que dejan entrever.


A ver, la gente pareciera tener bebés por razones que yo considero absolutamente fátuas o groseramente egoistas. Y casi todos lo niegan. Niegan ser egoistas, niegan que su visual sea egoista o niegan ser fátuos o que su visual sea fátua.

Hay gente que tiene bebés porque opina que es lo máximo. En lo que les sigues haciendo preguntas de por qué es lo máximo, se les salen las razones egoistas:
-Es que te hacen reir todo el tiempo con las mil y una cosas que se les ocurren.
-Es que es una sensación impresionante lo de ver a tu hijo en/haciendo/diciendo tal cosa.
-Pues porque no hay cómo explicar cómo te sacan sonrisas con un abrazo que te dan.
-Porque tienen cada cosa loca que se les ocurre y te cambian el día.
-Porque te llenan de orgullo y satisfacciones.

No he oído todavía que nadie me diga "porque es maravilloso ver que esa personita decide compartir un mundo interno muy suyo con uno muy interno, que es el tuyo" O alguna cosa así en la que se vea que ya, de base, consideren que un hijo no es ni un payaso, ni una extensión de sí mismos, ni un antidepresivo, ni un estimulante.

Pero también hay gente que tiene un hijo por razones sociales. "Porque se nos estaba haciendo tarde para tener hijos y yo no quería ser abuelo de mis hijos", "porque los padres de él/ella ya nos preguntaban insistentemente para cuándo venían los nietos", porque ya no aguantaba a mi familia pidiéndome un hijo", "porque estábamos mal en el matrimonio y quizás un hijo nos ayudaría a resolverlo todo", "porque yo creía que con un hijo consolidaríamos la pareja", etc.

En estos casos, digo yo, hay una subcategoría, la que cree a pies juntillas que el entorno les demanda un hijo (en alguna de las formas que ya te mencioné) y en realidad no les han solicitado nada.

Y si en la primera categoría pecan de lo que es en mi opinión una falta de decisión y un "qué dirán los demás", en la segunda categoría entran en un ego desmedido pues no se han dado cuenta que nadie considera que sean tan deseables o irremplazables como para reproducirse y "dejar descendencia".

Los hay aún algunos que tienen hijos "por el apellido", "por el linaje", "por herencia", etc. Estos casos son aún menos comprensibles para mí pues se crea una vida humana con un fin utilitario. Como quien se hace de un gavetero o una vitrina para organizar objetos. Un asunto de practicidad. Un objeto para resolver un problema concreto. Y yo no creo en los humanos como objetos.

No sé por qué razón tus padres te tuvieron. No creo tampoco prudente preguntarles: casi nunca sabrán admitir que sí, que lo hicieron por ego agrandado, por evitar ir al psiquiatra, por hacerse de un objeto que les iba a resultar útil o por verse reflejados en otro ser. Yo, por ejemplo, sé que no obtendré una explicación completa, coherente ni sensata de mis padres a esta altura. Me dirán que fui concebida por amor. No por más nada. Así que ni te molestes en buscar las razones del por qué te concibieron: imagínate por un instante que, como muchas otras cosas en esta vida, no es necesario saber la respuesta para ser feliz.

ASí, no sé por qué viniste a parar en mi familia.
Tampoco sé por qué te toqué de tía. Sé por qué no podía ser tu madre.
Pero sí sé que el resto del tiempo que la vida nos dé para conocernos, deberíamos ser capaces de pasárnoslo bien.

Especialmente porque sé que tenemos un trabajito por hacer uno en el corazón de la otra y viceversa.

No sé ni de qué sexo seas. No me importa de qué color serán tus ojos. No sé ni me importa cuántas manos o dedos o piernas tengas. Vengas como vengas, serás exactamente lo que necesitábamos en nuestra vida.

Y tampoco me importa qué digan al leer ésto quienes así lo hagan. El todo porque yo dije que iba a escribirle cartas de todo lo que en mi produzca, durante su embarazo, mi sobrino que aún no nació.

Pero decidí empezar hoy, 15 de enero, al saber que tienes 5 semanas de vida y el corazón funcionando.