sábado, 11 de junio de 2011

¿Cotufa o pochoclo?


Tu sexo me resultaba absolutamente irrelevante. Planeaba llevar adelante la bitácora que empecé a escribirte sin saber, sin querer saber si eras niño o niña. A todo el mundo en la familia le dió por llamarte "el" bebé. A mí me dió por interrogarle a todos "¿y si fuera "la" bebé?". Al que le daba por preguntar por "el nieto" a mí me daba por rematar la pregunta, antes de la respuesta, con un "o la nieta, no se sabe!".

Todos decían "bueno, claro, es una manera de hablar... nieta/sobrina/la bebé o nieto/sobrino/el bebé, es lo mismo". A mí no me parecía lo mismo...

Al inicio de tu gestación, tu mamá nos contaba que estabas en la 5ta semana y medías unos 2 milímetros. Pero la semana siguiente, nos decía que ya debías medir entre 6 y 8 mm. A mí, que de números sé apenas qué es una progresión aritmética y qué una progresión geométrica, me pareció que aquello era una progresión fabulosa. Y decidí bautizarte "el garbanzo/la lenteja". Parecías un germinable...

Y como de siempre fuiste impaciente pero no exhibicionista, y tu tía nunca dejó de ser curiosa, visto que a nadie se le había ocurrido antes hacer una trivia divertida sobre tí, para integrarte a la familia, y en el ecosonograma no se te veía nada definitvo, decidí proponerle a todo el mundo que apostáramos sobre tu sexo. A manera de chanza. A todos les dió por decir que "que nazca sano...eso es lo más importante".

Volvían a salirme con "sano", no "sana". Así que me ponía a buscarles la lengua de nuevo: "Ah! Okey, otro que le va al varón!" Y se me quedaban viendo... "yo no dije nada!"... "dijiste sano..." Me decían "no, yo quiero que nazca con salud"... Yo no propuse que descartáramos la salud, sino que me dijeran si jugábamos a adivinarte el sexo, algo que parece de vida o muerte para todos menos para mí, como cosa rara, que lo hallaba meramente divertido. Fueras del sexo que fueras, igual te iban a querer... eso lo sabía yo.

Pasaron los días, las semanas... tus tías-abuelas casi casi que exigían saber tu sexo. Yo criticaba la necedad. "sea del sexo que sea, le tendrán cariño, no? Entonces qué demonios les importa!". Seguían sin entenderme. Y yo preguntaba por "el pochoclo o la cotufa". para mí sólo eras eso: un germinable rebosante de vida, que explotaba a cada segundo en la barriga de tu mamá.

En esa época, hice el dibujo que ves acá arriba... sí, tu mamá era como una hojita con todo un laboratorio mágico para crear oxígeno, clorofila, alimentos y vida y tú un granito minúsculo de una leguminosa portentosamente nutritiva.

Pasaron las semanas, algunos cedieron a mis insistencias y llegaron a decir qué sexo aspiraban que tuvieras... a mí se me dió por creer que serías niña, sobre todo por mi reacción encarnizada cuando hablaban de tí en género masculino... y algo de "antenitas", no lo niego.

El hecho es que llegamos a la semana 21 y a tí te tocaba otro ecosonograma. Y salió como resultado que tenías dos quistes en el cerebro. Por razones médicas te hicieron una amniocentesis y los resultados los supe primero yo que el resto de la familia. Bueno, los supe por boca de tus papás, aclaremos ese detalle. Y me dijeron unos cuantos pares cromosómicos claves... y llegamos al par 33. Y me contaron que eras una niña...

Y grité de euforia: eras niña... eras una lenteja maravillosa. Una cotufa que explotaba tanto como un pochoclo, tanto como un garbanzo.

Una lentejita maravillosa que nutres mis ilusiones mientras nadas amodorradamente en la barriga de tu mamá...

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